jueves, 22 de abril de 2010

CIUDAD DE QUILLABAMBA

Ciudad peruana, capital provincial, ubicada en el Distrito de Santa Ana, Provincia de La
Convención, ubicada en el Departamento del Cusco, perteneciente a la Región Cusco, Perú. Se ubica a 1050 msnm. Importante centro de comercio de los valles de Lares y La Convención, las actividades principales son la producción de coca, café, cacao y frutales. La ciudad fue fundada el 25 de julio de 1857 y tiene un clima especial de valle donde se pueden desarrollar diferentes actividades deportivas y se complementa con el turismo de aventura.

La Convención es la grandeza olvidada, el banco de oro turístico en que la mendicidad nacional sigue sentada. Cataratas fabulosas, valles ubérrimos, plantaciones de té, café, coca y frutales, fauna y flora fascinantes, nativos machiguengas con toda su profundidad folclórica, mujeres hermosas ¡y sin cirugías!, fortalezas históricas que resistieron –como Vilcabamba– al arcabuz español.En fin, sol, trópico, naturaleza y todo para que el visitante sea, sensorialmente, feliz. Eso es Quillabamba, aquel Antisuyo que, ingenuamente, soslayamos.Tan vasta riqueza continúa, literalmente, botada. Tanto café que incluso se bebe en licores. Tanto arco iris en los plumajes de guacamayos o gallitos de las rocas. Tanta madera. Tan grande cultura sigue desperdiciada.El Perú aún no se cura mientras en La Convención la salud natural se derrocha. La uña de gato es baratísima. Las granadillas y papayas gigantes se regalan. Las paltas deliciosas hasta se pudren. Los chanchos silvestres comen frutos y dan chicharrones más que sabrosos. Los jardines enloquecerían a los botánicos del mundo. Y Quillabamba sigue postrada. Increíble.De las nieves a la jungla. Para llegar a Quillabamba se abordan los buses Camisea, Ampay o Alto Urubamba desde la Ciudad Imperial.El tren Cusco-Quillabamba dejó de funcionar inexplicablemente, por eso hay que tomar la ruta terrestre más larga: salir de Cusco hasta Ollantaytambo y después subir hasta las alturas del abra de Málaga.Luego se baja hasta el valle convencionario, ubicado a mil metros sobre el nivel del mar. Así, en ocho horas, se cambia diametralmente de paisaje.Esa es la primera sensación que nos da Quillabamba. El calorcillo y el aire puro nos devuelven la vida. Atrás quedaron los soroches y las asfixias, las manos heladas. El sol de este lugar y el frescor de su río Vilcanota nos solazan y relajan. Un jugo de toronja dulce o de piña nos limpia por dentro. El verdor exuberante y las coloridas cucardas y buganvillas nos invitan al paraíso.Hasta que llegamos al balneario Sambaray, a dos minutos del centro de la ciudad. Ahí, el Vilcanota es grato a los ojos. Bruno, un tigrillo, ronronea felina y tiernamente. El plato típico de la región se llama chaque de plátano, poderosa sopa de carne sancochada. Las curvas femeninas empiezan a seducir. La naturaleza de la ceja de selva, ésa que parece marginada de la literatura peruana, nos ofrenda sonidos, rumores, esencias. Un deleite.En Quillabamba funciona la casa machiguenga. Esos compatriotas nativos beben ayahuasca para saber todas las cosas y creen en dioses que pueden vivir en el fondo de los ríos o en los crepúsculos naranjas. Ellos tienen una sabiduría anterior a los incas. Manejan el lenguaje de las serpientes y los jaguares, que luego los incas veneraron y bautizaron “amaru” y “puma”.Pero, a excepción de la novela El Hablador de Mario Vargas Llosa, publicada en 1991, la cultura machiguenga vive a espaldas del Perú. Como los harakmbut de Madre de Dios, como los aguarunas o jíbaros de Amazonas, siempre lejanos e incomprendidos.
CONCLUSION:
Una gran ciudad mi quillabamba la cual esta llena de biodiversidad para el turismo y que mejor para el ecoturismo que esta en reciente nacimiento.
Una tarea la cual nos concierne tanto alos estudiantes de la carrera de ECOTURISMO , gente ligada al rubro del turismo y ala gente en general.

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